Sin embargo, detrás de toda la puesta en escena, a veces con una lista amplia de artistas nacionales e internacionales, hay empresas que se encargan del montaje y desmontaje de espectáculos.

Muestra de ello es la oferta apoteósica de ciertos grupos; por ejemplo, las fraternidades folklóricas o los acontecimientos de índole familiar, como matrimonios y otro tipo de festejos.

En ambos casos el fin es claro: contar con los mejores recursos agradables al oído y a la vista.

Sonido

Es cuando entran en acción las empresas de sonido, que ofertan varios servicios cuya inversión es “importante” en cuanto a la adquisición de equipos de sonido, luces inteligentes, pantallas gigantes y estructuras metálicas, e incluso la distribución de energía.

Según datos oficiales del Instituto Nacional de Estadística (INE), las importaciones de amplificadores altoparlantes, controladores combinados con memorias (consolas digitales) amplificadores, bocinas y otros artículos que se usan para brindar esos servicios llegó a las 829.415 toneladas, por un monto de $us 15.812.714 en dicho periodo.

Pero el movimiento económico que se genera desde ese sector no queda ahí. Marcio Toro, propietario de la empresa Toro Audio, a la que calificó de “mediana” contó a La Razón que “es una buena inversión” por parte de las empresas que se dedican al alquiler de sonido “así sea un pequeño emprendimiento que está comenzando” en ese ámbito.

Capacidad

Explicó que, dentro de ese tipo de empresas, hay algunas que se enfocan en la atención de eventos en salones de fiestas y otras en campo abierto; algunas, en ambos. y que ello también está definido “por la capacidad de equipo con que cuentan”.

También dijo que son al menos 70 empresas que se dedican a “eventos grandes” en La Paz;  sin embargo, no cuentan con una organización específica que se encargue de concentrarlas.

Pero la decisión para importar esos equipos no solo depende del aspecto económico, sino de criterios “específicamente técnicos”.

Uno de los elementos que toman en cuenta los organizadores de ese tipo de eventos tiene que ver con el precio, pero “todo está en función a los requerimientos que conlleve el espectáculo”.

Personal

Sin embargo, el factor humano también “juega” y es otra arista del movimiento económico que se genera en esta industria. El montaje de un evento “grande” requiere al menos de 23 personas, entre ellas los encargados de las estructuras metálicas y personal técnico especializado.

Las empresas de sonido también generan empleos directos e indirectos, aunque la mayoría son “eventuales, debido a la intermitencia de los eventos”.

Sobre eso, Toro afirmó que cuenta con un personal “fijo”, compuesto por tres personas: “un conductor de vehículos, que se encarga del traslado del material; un técnico de mantenimiento y otra a cargo del inventario”.

Entre otros temas, el joven empresario paceño también habló de las complicaciones que devinieron de las restricciones por la pandemia del COVID-19, que en muchos casos derivó en el cierre de algunas empresas de esta industria. No obstante, otras ampliaron su nicho de mercado; comenzaron a brindar sus servicios a instituciones, en rendiciones de cuentas, actos protocolares y hasta entregas de obras con la presencia de autoridades del Estado.

“No se puede acceder a eso si no se cuenta con toda la documentación que el Estado exige a sus proveedores; entre ellos, el más básico, la factura”, dijo Toro.

Pese a la inversión que hace este tipo de empresas, “los organizadores no llegan a pagar el valor real de todos los servicios; hay que regatear con ellos”.

Eso —señaló Toro— se debe a que no existe un “real apoyo” a los artistas, y consideró que “la idiosincrasia nuestra todavía no está en función a apoyarlo musical ( y el espectáculo como tal). Lastimosamente. el consumo musical que nosotros tenemos tiene que ver mucho con la bebida”.

Así, lamentó que eso “frena” una mayor inversión en tecnología”, que es necesaria para mejorar la calidad de la industria del espectáculo musical en el país.

(Fuente: La Razón)