El expresidente Gonzalo Sánchez de Lozada reapareció luego de 20 años con una propuesta de una nueva Constitución Política del Estado (CPE) llamada La Constitución de todos. Sin embargo, en 2003 rechazó la demanda de Asamblea Constituyente de parte de las movilizaciones contra su gobierno.

Entre febrero y agosto de 2003, el gobierno de Sánchez de Lozada tomó algunas medidas económicas que desacreditaron su gestión, entre ellas el impuesto a salarios, llamado entonces “impuestazo”, cuyo proyecto fue retirado después.

En un mensaje por televisión, el 9 de febrero, el entonces mandatario propuso un tributo de entre 4,2% a 12,1% en relación al monto ganado. La propuesta degeneró días después, 12 y 13 de febrero, en una refriega entre policías y militares en la plaza Murillo y los alrededores, que dejó al menos 33 fallecidos, entre uniformados y civiles.

Sánchez de Lozada se negó a todas las demandas de los manifestantes. En consecuencia, Carlos Mesa, su vicepresidente de entonces, rompió lazos luego de una reunión en la que el mandatario le dijo que no iba a renunciar ni atender las demandas sociales. Así lo rememoró Mesa en su libro Presidencia sitiada.

Gonzalo Sánchez de Lozada y Carlos Mesa

“No insistas en algo que no podrás conseguir”, recuerda que le dijo Mesa a Sánchez de Lozada en su reunión en la que le sugería convocar a una consulta popular sobre el gas y considerar la posibilidad de una Asamblea Constituyente. Evidentemente, las sugerencias fueron rechazadas.

El 12 de octubre fue el día más aciago. Considerado entonces el “convoy de la muerte”, un contingente militar disparó contra civiles en su intento de resguardar el transporte de combustible entre El Alto y La Paz. Ese día fueron asesinadas 19 personas.

La refriega continuó al día siguiente en La Paz, donde otras 14 personas murieron a causa de la represión de las fuerzas del orden. Entonces, Mesa renunció al gobierno, no así a sus funciones de vicepresidente. En tanto, Sánchez de Lozada afirmó: “Yo no voy a renunciar”.

Al día siguiente, Sánchez de Lozada renunció antes de emprender viaje a Miami, Estados Unidos, desde Santa Cruz. Su carta fue considerada en el entonces Congreso Nacional, que posesionó a Mesa como presidente por sucesión constitucional.

Lo primero que el nuevo mandatario hizo al día siguiente de su juramento fue trasladarse a El Alto, el epicentro de las movilizaciones contra su antecesor. Allí, sobre el puente de la Ceja, prometió pacificar al país y buscar diálogo.

Enjuiciado en Estados Unidos en un tribunal civil, que halló responsabilidad del exmandatario y del exministro Carlos Sánchez Berzaín en ejecuciones sumarias, Sánchez de Lozada no se había referido a la situación política del país desde que huyó. Veinte años después presentó su propuesta de “La Constitución de todos”.

El documento, conocido el domingo, plantea el retorno de la república en lugar del Estado Plurinacional, con “un poder limitado” para el presidente. Además, propone la elección parlamentaria del presidente y de un “primer ministro”, figuras inexistentes en la Constitución de 2009.

Aprobada en una Asamblea Constituyente en diciembre de 2008 y homologada en un referéndum nacional el 25 de enero de 2009, la actual Constitución dispone en su artículo 411 que la reforma total de la Carta Magna “tendrá lugar a través de una Asamblea Constituyente”.

Ni Mesa ni otros líderes políticos como Luis Fernando Camacho o Samuel Doria Medina se avinieron a la iniciativa del exmandatario. Este último dijo que “su contenido no merece comentario”.

Sin embargo, el documento fue rechazado contundentemente por el presidente Luis Arce, quien denunció que la propuesta pretende anular la condición de Estado Plurinacional del país. Y la ministra de la Presidencia, María Nela Prada, advirtió con que la “república colonial” y el modelo “neoliberal” no volverán.

Algunos analistas, como Fernando Molina, cuestionaron la propuesta de Sánchez de Lozada. “Goni persevera en sus errores: 1) creer que la ley cambia la sociedad; 2) partir de la utopía y no de la realidad; 3) ser tecnocrático; 4) dar la espalda a los indígenas; 5) no entender la cultura política; 6) ser holista: revolución en lugar de reformas”, dijo en su cuenta de Twitter.

(Fuente: La Razón)