Tan nervioso está el presidente Luis Arce por la crisis económica que acaba de celebrar el 88 aniversario del final de la guerra del Chaco diciendo que fue una guerra contra Ecuador.
En esa guerra, librada entre 1932 y 1935, dicen los textos de historia, Paraguay quería tomar control de los campos petroleros bolivianos, pero no lo logró, aunque estuvo muy cerca.
El lapsus de Arce se produce cuando, casualmente, la crisis petrolera provoca que falte gasolina en La Paz y diésel en Santa Cruz, debido a que las inversiones fueron ahuyentadas por el gobierno de Evo Morales (2006-2019).
En los primeros cuatro meses del año, Bolivia importó combustibles por un valor de 1.007 millones de dólares y exportó gas natural por 753 millones, en contraste con lo que pasaba hasta hace nueve años, cuando las ventas de gas superaban en diez veces a las compras de combustibles del exterior.
Confundir Ecuador con Paraguay es algo grosero, sólo comparable con la afirmación de Evo Morales de que los aimaras bolivianos participaron en la guerra contra el imperio romano, como se lo puede escuchar en YouTube.
Esta vez, Arce leyó su discurso con el error en Villa Montes, Tarija, donde se firmó la paz del Chaco en 1935, y provocó duras críticas de los asistentes, incluidos algunos militares que desfilaron ante el palco donde estaba el presidente. El público llegó a silbar.
La empresa estatal del petróleo, YPFB, asegura que la provisión de combustibles es normal, pero los consumidores paceños están ahora mirando cómo los puestos de venta están desabastecidos, sin ninguna explicación ni consuelo. También escasea el gas natural licuado de petróleo (GLP) y la empresa informa que sólo se venderá una garrafa por familia.
Ya el presidente del Banco Central admitió que las compras de combustibles estaban demoradas debido a que el gobierno no cuenta con los dólares necesarios, pero está consciente de que la llegada de un banco chino, que se anuncia para los próximos meses, no será una solución.
Antonio Saravia, la nueva figura de la oposición, dice que la crisis económica sólo se resolverá reduciendo la cantidad de ministerios a menos de la mitad y cerrando las empresas estatales deficitarias, pero sobre todo reduciendo los impuestos y aplicando un cambio fijo con el dólar.
Evo Morales y Luis Arce. Foto: REUTERS/Patricia Pinto/Archivo
El presidente Arce, en cambio, volvió a hacer un homenaje a Carlos Marx y dijo que su gobierno se propone implantar el “socialismo comunitario” en Bolivia, lo que supone eliminar el derecho a la propiedad privada.
Evo Morales, dirigente de los cocaleros de Chapare, donde reina el capitalismo más salvaje de Bolivia, denuncia que el gobierno de Arce se propone eliminarlo físicamente, aunque no exhibe pruebas.
La guerra entre Arce y Morales, en cambio, no tiene tregua ni siquiera por la crisis económica, pero ambos aspiran a ser candidatos en las elecciones de 2025 no pierden pisada a lo que ocurre en el Tribunal Supremo Electoral (TSE).
Allí, dice la oposición, se anida el complejo fraude armado por venezolano y cubanos para garantizar el triunfo del MAS incluso si todos los bolivianos votaran en contra.
Pero si Arce y Morales, como parece ahora, van a ser candidatos en 2025, no se sabe a cuál de ellos beneficiará el fraude que hizo posible el triunfo del MAS en 2014, 2019 y 2020. La elección de 2019 fue anulada porque la OEA advirtió la existencia de 27 formas de fraude cometido por el partido de Morales, quien renunció y escapó a México en noviembre de ese año.
Ahora, el TSE desea contratar a una empresa extranjera para limpiar el padrón electoral. Lo ha intentado dos veces y el gobierno frenó el proceso.
Además, el TSE decidió cambiar a ocho vocales de su directorio que habían sido designados por el presidente Arce, pero tuvo que retroceder ante presiones del gobierno.
Arce ha conseguido, en su enfrentamiento con Morales, que casi todo el partido apoye la renovación de la dirigencia política, lo que supone la jubilación del líder cocalero.
Pero Morales ha respondido con la decisión de la dirección del partido MAS (Movimiento al Socialismo) de excluir de sus congresos a quienes estuvieran ejerciendo cargos públicos como resultado de una elección. De esa manera, todos los seguidores de Arce, él incluido, quedaron sin poder asistir de los congresos del partido, donde se elige a los candidatos para elecciones nacionales.
Pero las noticias del boom de las exportaciones de cocaína boliviana afectan a los dos rivales que se disputan la dirección y la candidatura del MAS.
Morales culpa a Arce de tolerar y proteger a los narcos, pero su condición de líder cocalero le impide mostrarse ajeno a esos hechos delictivos.
(Foto: INFOBAE)