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Deterioro del mercado laboral: 7 de 10 no tienen trabajo seguro y 8 no aportan a las AFP

Written by on 8 de febrero de 2024

En Bolivia existen personas con dos títulos universitarios y hasta maestrías y aún así están desempleadas o trabajan en áreas que no les corresponde.

imagen aleatoria

Comercio informal en la calle. Foto: RRSS

El país vive un deterioro en su mercado laboral, ya que de cada 10 personas que trabajan activamente, siete lo hacen en el sector informal, la mayoría son mujeres, informaron especialistas en el tema laboral. Debido a esta situación, los afectados se ven obligados a trabajar donde no les gusta, aceptan todas las “condiciones de trabajo” de las empresas y paralelamente se dedican a otras actividades fuera de su especialidad.

Carla Méndez, de 40 años (nombre ficticio), es comunicadora social y socióloga, tiene dos diplomados y hoy está desempleada. Desde la pandemia ha buscado trabajo, pero solo encontró opciones informales que toma para obtener recursos.

Ella busca otras opciones laborales, pero las condiciones son las mismas en la mayoría de los casos. Ella también intentó ingresar en instituciones públicas, envió su hoja de vida, pero resultó “imposible”, porque la gente ya fue “seleccionada” o rota de institución a institución, prosiguió.

De acuerdo con el Instituto de Investigaciones Socio-Económicas (IISEC), perteneciente a la Universidad Católica “San Pablo” –con datos del Instituto Nacional de Estadística (INE)- el trabajo informal consiste en que el empleado no cuenta con algunos de los siguientes aspectos: un contrato escrito registrado en el Ministerio de Trabajo, solo verbal, no aporta a su seguro de jubilación, no cuenta con seguro de salud, no goza de vacaciones pagadas ni de aguinaldo.

“La calidad del empleo en Bolivia es bajo, no cuenta ni con la garantía del Ministerio de Trabajo. Está prohibido enfermarse y el empleado no tiene derecho a envejecer pues no aporta a su jubilación. La informalidad implica un trabajo precario. El 80% del total de los trabajadores en Bolivia no cuenta con AFP  (jubilación) y ese es un indicador importante para medir la informalidad, por ello podemos decir que hay bastante informalidad. El 20% que aporta tiene un empleo de calidad o lo hace por si sola”, señaló a la ANF, Fernanda Wanderley, directora del IISEC.

Para Bruno Rojas, experto en temas laborales, estos empleados también son “usados” por un periodo para el interés de la empresa. La principal población que compone este sector es que son trabajadores por cuenta propia siendo que trabajan solos o a veces en familia. También componen este sector los que tienen un emprendimiento, una microempresa con dos o tres trabajadores – también con salario, pero sin beneficios- y están los trabajadores familiares no renumerados, por ejemplo, cuando una hija suplanta a su padre para vender en un puesto.

Rojas aseguró que estas personas crean su propia fuente de trabajo, innovan en el interior de su propia vivienda e incluso usan sus propios materiales y herramientas de trabajo, por ejemplo, si va a vender comida usa sus propias ollas y platos. Este tipo de trabajo no es lo mismo que el autoempleo.

“La característica del sector informal es que cobija a más mujeres, sobre todo en esta última década. Desde 2001 se han venido dando ciertas tendencias que se han convertido en características estructurales del mercado de trabajo, uno de ellos es el sector informal, otra es la mayor presencia de trabajadores por cuenta propia, son tendencias marcadas, al 2024, con seguridad que estas tendencias continuarán, mucho más ahora, pues el país no puede salir de la crisis económica en la que se encuentra y que está obligando a gran número de personas a tener otras fuentes de ingresos”, indicó el experto.

Pedro Valverde (NN) es administrador de empresas y al igual que Carla Méndez trabaja sin recibir sus beneficios. Él es administrador de empresas y tiene una maestría. Hoy trabaja en una institución pública como consultor, se encarga de la presentación de sus propias facturas y su contrato se renueva cada seis meses. Estuvo unos seis años sin trabajo, esa situación lo frustró hasta querer irse a España para trabajar de mesero.

Según el abogado laborista, Luis Eduardo Ayala, la pandemia del Covid aumentó la informalidad, pues los empleadores ya no tuvieron cómo pagar a sus trabajadores o los despidieron; a  la par, el Estado no tuvo políticas que mantuvieron el empleo formal.

Ayala dijo que el trabajo público también suma esta informalidad, pues las instituciones públicas contratan gente cada seis meses y las retiran en cualquier momento. “Todo es contacto político y ´muñeca´. No hay empleo o el sueldo es deficiente y no cubre la subsistencia. Hay casos pragmáticos y falta de agilidad judicial genera que un profesional quiera irse a otros países o pierda el ánimo de buscar trabajo. El Estado también es un explotador de los trabajadores. Hay profesionales que no tienen trabajo, sus especialidades no tienen efecto, trabajan en otras áreas y también se dedican a la venta”.

¿Desde cuándo existe trabajo informal en el país? Rojas dijo que desde 2001 hasta hoy se consolidó más. En los años 80 y 90 del siglo pasado se podría hablar de los inicios del sector informal.

En  1910, 1920 ya había comerciantes, como los tocuyeros (tela de tocuyo), pero su trabajo no representaba una característica grande del mercado en ese tiempo. Es a partir de 1952, con la migración del campo a la ciudad que creció la población urbana y surgió mayor presión de los habitantes para buscar empleo. El Estado no era generador de empleo y había pocas fábricas. Como los habitantes no encontraban trabajo, paulatinamente fueron generando actividades propias.

“En los 80, durante el gobierno de la UDP y la inflación registrada, la crisis empujó a una cantidad más grande de personas a buscar “refugio” en el sector informal, en los 90 explota y en el año 2000 se consolida como una tendencia marcada. Es algo que nos acompaña hoy y nos acompañará”, mencionó Rojas.

Además de los comerciantes, los profesionales con dos carreras concluidas  y hasta con maestrías  -que no forman parte de ese 20% que tiene su seguro a largo plazo-, el transporte público es otro ejemplo de informalidad, pues ha crecido enormemente. Una nota de ANF da cuenta que en los últimos cinco años (2018-2022), la cantidad de motorizados tanto públicos como privados que circulan en el país creció en un 13,2%, según datos del Registro Único para la Administración Tributaria Municipal (RUAT). En La Paz, el incremento fue del 16,7%.

La ANF solicitó información al Ministerio de Trabajo sobre el sector informal y el desempleo, sin embargo, hasta la publicación de esta nota no proporcionaron los datos.

(Fuente: ANF)


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