Expertos: La deforestación se convierte en amenaza de primer orden para la provisión de agua en Bolivia

La deforestación producida por las quemas que producen el humo tiene un efecto aún más peligroso a largo plazo, advierte un informe del Laboratorio de Física de la Atmósfera de la UMSA

Un reporte técnico elaborado por los especialistas del Laboratorio de Física de la Atmósfera de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) establece que “la deforestación se convierte en una amenaza de primer orden para la provisión de agua a todo el territorio boliviano”.

El documento, fechado este jueves 26 de octubre, presenta un análisis de la situación del humo, la calidad del aire y las lluvias en el departamento de La Paz y se encuentra dividido en tres puntos: calidad del aire, posibles efectos de inhibición de lluvias y reducción del transporte de humedad hacia nuestra región/país.

Explica que la humedad que llega a Bolivia proviene del Océano Atlántico, que esa humedad es transportada por corrientes de vientos en época húmeda (diciembre-marzo) y que es capaz de producir precipitaciones en nuestra región. Pero un elemento clave son los bosques que permiten que esta humedad se recicle en un proceso de precipitación y evaporación, lo que ocurre gracias a la presencia de vegetación a lo largo de su camino, en este caso el bosque amazónico y la vegetación yungueña.

Actualmente, varios estudios concluyeron que la humedad que llega desde el Atlántico se está debilitando y, en paralelo, en la zona norte de La Paz, que forma parte de la zona para que la humedad se recicle, avanza la deforestación debido a los chaqueos y otras actividades.

Respecto a la calidad del aire, señala que “equipos de medida de bajo costo desplegados en tres puntos de la ciudad de La Paz muestran que los niveles de contaminación de partículas en suspensión en el aire se han incrementado entre 8 y 10 veces respecto de un día limpio como fue el día del peatón, realizado el 3 de septiembre pasado”.

En cuento a las lluvias, advierte que “estamos reduciendo las precipitaciones con el humo de los chaqueos, en un momento que tanto se necesita esa lluvia después de un año seco y ante la inminente llegada del fenómeno de El Niño (que en nuestra región produce típicamente un déficit de precipitación) que tiene su máxima intensidad en los meses en los que deberíamos tener máxima precipitación (diciembre, enero y febrero)”.