Jada Pinkett, íntima: su pasado narco, el romance con un amigo de su hijo y los fantasmas del suicidio
Escrito por Boris Bueno Camacho el 17 de octubre de 2023
Hoy sale en Estados Unidos Worthy, la autobiografía de la esposa de Will Smith. En el texto, cuenta los 7 años que pasaron separados y la infancia complicada de la actriz. Los inicios de su matrimonio. Y Los secretos de la cachetada más célebre de la historia
El relato de Jada
Hoy llega a las librerías de Estados Unidos e Inglaterra, Worthy, el libro de memorias de Jada Pinkett Smith. Para que una autobiografía (más si es prematura: Jada tiene 52 años y no demasiados hitos profesionales) de este estilo genere interés debe tener una de estas dos características: ser un cúmulo de anécdotas algo escandalosas protagonizadas por celebridades –el name dropping siempre funciona- o que el narrador exponga intimidades, se desnude ante el público y sorprenda con sus revelaciones. El de la actriz, por los anticipos que se han dado a conocer y las entrevistas que ella brindó, parece combinar ambas características. El libro enfrenta un desafío: la presencia permanente en los medios asegura que la historia de ella, y en particular de su matrimonio, genera interés, pero debe vencer la sensación que genera la tremenda exposición: que ya se sabe todo sobre las vicisitudes de la pareja.
La gran revelación, la que se quedó con todos los titulares, fue la de que pese a las declaraciones de los últimos tiempos, de las notas en los medios y de las apariencias, la pareja está separada desde hace siete años. Ella ya no vive en la mansión de 56 millones de dólares que el actor tiene en Los Ángeles. Hace un par de años, se compró una propiedad cercana.
“Todavía estamos viendo cómo nos arreglamos. Hemos hecho mucho trabajo duro juntos. Sentimos un amor profundo el uno por el otro y vamos a descubrir cómo es esta situación para nosotros”, escribió Pinkett Smith.
Apenas aparecieron unos días atrás los extractos anticipando el contenido de las memorias de Jada y las primeras entrevistas promocionales, los periodistas buscaron con denuedo las declaraciones de Will Smith. Para acallar el acoso periodístico, Smith respondió algunas cuestiones vía correo electrónico enviado al New York Times: “Cuando uno estuvo con alguien durante más de la mitad de tu vida, se produce una especie de ceguera emocional. Lo que ha escrito Jada sobre nuestro matrimonio me hizo despertar. Podés perder con demasiada facilidad tu sensibilidad a sus matices ocultos y bellezas sutiles”, explicó.
Infancia pobre
Jada nació en Baltimore, en un barrio pobre. Su madre tenía 17 años cuando dio a luz. Era adicta. Su padre, también sumergido en las drogas, murió cuando ella era muy chica. Fue criada por sus abuelos. A los 14 pasaba más tiempo en la calle que en las aulas. Perdió la virginidad a esa edad. Empezó a vender drogas, a trabajar para dealers. “Era otra Jada. Podía perseguir con una navaja a alguien en un callejón porque nos había robado 700 dólares.
Vendía cocaína, crack, cualquier cosa. Algunas vez pusieron el caño de un arma en mi cabeza”. En esos años, Tupac Shakur, el rapero, era uno de sus mejores amigos. Jada aclaró que no tuvieron una relación que incluyera lo sexual. Alguna vez quisieron darse un beso pero se dieron cuenta de que no iba a resultar. En 1995 cuando Tupac estuvo detenido durante 9 meses acusado por abusar de una fan, el rapero le escribió una carta proponiéndole matrimonio. Jada no aceptó. Cuando le preguntan, ante el nuevo panorama en cuanto a las condenas sociales para los depredadores del ambiente luego del MeToo, si en la actualidad actuaría de igual manera con Tupac, si mantendría su apoyo, la actriz responde que no ve por qué debe cambiar, que Tupac nunca le mintió, que estaría al lado de su amigo.
A Will Smith lo conoció cuando en una audición para el papel de novia de él en la exitosa sitcom The Prince of Bel Air. No quedó en el programa pero sí conectó con Will. Cuando pocos meses después, él se separó de su primera esposa, llamó a Jada y la invitó a salir.
En su libro, la actriz dice: “Una vez que encontré a Will, abandoné completamente el cuidado de mi salud mental. Estaba muy intoxicada por él y nuestra dinámica. Realmente sentí que estaba curada. Dejé de tomar hasta Prozac. Él era mi droga”.
Se casaron el día de Año Nuevo de 1997.Tuvieron dos hijos: a Jaden en 1998 y a Willow a fines del 2000. También convivían con el hijo del primer matrimonio de Will.
La prensa y el público lo convirtieron en el matrimonio ejemplar. Y es posible que ellos hayan sentido esa presión y que debían, públicamente, estar a la altura de esas expectativas o, cuando menos, simular que lo estaban. Tuvieron, al principio, altibajos y luego problemas más serios.
Matrimonio y escándalos
Mientras eran elogiados y exhibidos como la perfección conyugal, el rapero August Alsina, contó que había mantenido una relación con ella durante un largo tiempo. Jada no sólo es 20 años mayor que él, sino que es la madre de uno de los mejores amigos de Alsina.
Al principio, tanto Jada como Will, intentaron desmentir la relación. Pero August Alsina brindó más detalles. Contó que la relación comenzó cuando él tenía 23, que habían estado juntos algunos años, que él había apostado a la pareja. Fueron juntos de vacaciones y hasta se presentaron en algunas entregas de premios, a la vista de todo el mundo.
Jada y Will Smith se presentaron en Red Table Talk, el programa por streaming que ella tenía. Hasta ese momento, el programa consistía en un encuentro entre tres generaciones de mujeres de la familia: charlas entre Jada, su madre y su hija. En ellas tocaban los tópicos más diversos: los novios de su hija, la moda del momento o hasta la adicción de Jada a los juguetes sexuales.
En esa emisión especial de Red Table Talk, Will y Jada estuvieron solos, y juntos, en forma de diálogo, contaron los sucesos.
Ella relató que conoció a August a través de su hijo y que el rapero estaba en un mal momento, “estaba realmente enfermo y necesitaba ayuda y yo quise colaborar con su salud mental”, dijo.
Contó que a medida que el tiempo pasaba, ella se fue enredando y el vínculo se transformó en otra cosa. Jada contó que también era cierto lo que había dicho Alsina. Will sabía de la relación; los dos hombres habían tenido una conversación al respecto y el actor había brindado su consentimiento.
Cuando se emitió el programa, se generó una gran discusión en los medios y las redes sociales. A partir de ese momento, cada vez que Will Smith presentaba un nuevo proyecto, debía hablar de esta situación: “Nos dimos confianza y libertad mutua. El matrimonio no puede ser una cárcel. No recomiendo este camino a nadie. Pero vivir esta libertad que hemos pactado y el apoyo incondicional que nos damos el uno al otro es, para mí, la definición más alta del amor”, decía el actor.
A los 40 años, el mundo de Jada pareció desmoronarse. Estaba insatisfecha. Ni su familia, ni su trabajo la conformaban. La depresión regresó. Una voz interna la atormentaba. Todo el día se decía a sí misma: “No valgo nada, soy una mierda, debo quitarme la vida”. Casi sin darse cuenta comenzó a planificar su propia muerte. Miraba precipicios y acantilados lo suficientemente altos en los que desbarrancarse con su auto y no sobrevivir; quería que pareciera un accidente para que sus hijos no debieran cargar con el peso de saber que su madre se había suicidado.
Una conversación casual en su cocina, dice, cambió las cosas. Un amigo de su hijo Jaden contó que su padre se había iniciado en la ayahuasca y que eso lo había hecho sentir mejor. Jada intrigada, también, probó. Asegura que a partir de ese momento empezó a sentirse mejor: “Me ayudó mucho, me dio una nueva relación íntima conmigo misma. A partir de la primera vez que la probé los pensamientos suicidas que me atormentaban se fueron por completo”.
Los cambios de Jada
Jada dice que ahora es una especie de monja urbana, secular. Niega tener una nueva pareja. Busca tranquilidad y que sus pensamientos no se enturbien, mantener sobriedad emocional. Medita y recurre a textos religiosos y espirituales en busca de paz y algunas respuestas. Evita, hasta la abstención, el sexo, el alcohol, los gastos superfluos y cualquier forma de entretenimiento que contenga violencia.
Por supuesto que el libro también habla de la noche de los Oscars, la de la cachetada de Will Smith a Chris Rock. Jada, de acuerdo a los tiempos que corren, intenta convertir el chiste del cómico en un agravio colectivo. Escribió que no se sintió ofendida personalmente, sino que lo grave fue que molestó y dañó a las otras mujeres que sufren alopecia, que hasta pudo haber acercado al suicidio a alguna.
Aclara que esa noche ya no concurrieron juntos como pareja, sino como familia, que apenas Will Smith fue nominado, le pidió que lo acompañara y que ella aceptó gustosa; sintió que era un momento en el que tenían que estar juntos.
La noche de la cachetada
Luego cambia el tono y es firme en establecer que el problema es entre Will y Chris Rock, que ellos deben arreglarlo. Se enoja con quienes la señalan a ella. “Es muy fácil cambiar los hechos y crear la historia de la caída de la gran estrella de Hillywood por culpa de la esposa imperfecta. Pero eso no es lo que sucedió acá. Siempre culpan a las mujeres”.
Jada se opone a la narrativa que determina que el hombre exitoso perdió la cabeza y puso en riesgo su carrera debido a la mujer adúltera. Y agrega: “¿Cómo puede ser que la mujer sea al mismo tiempo tan irrelevante y culpable al mismo tiempo?”.
La pareja que fue presentada como un modelo, como salida de un aviso de una revista de la década del cincuenta, no resultó lo que parecía. La que vendieron como la que respondía al formato más tradicional resultó la pareja menos convencional de Hollywood. El libro funciona como si alguien entrara a una habitación oscura y prendiera la luz. Pretende revelar todo lo que permaneció oculto o sin entender de su matrimonio. O al menos da la sensación de que lo hace.
No se trata ni de una pareja abierta, ni de poliamor, ni de un divorcio tradicional. Una relación tortuosa de la que no pueden despegarse. A ambos, parece, los une perpetuamente una sensación de familia.
Pinkett dice que la relación está todavía definiéndose y que pese a la separación no se plantea el divorcio: “Hice la promesa de que nunca habrá una razón para que nos divorciemos. Trabajaremos en lo que sea. Y simplemente no he podido romper esa promesa”, declaró hace unos días.
Hace unos días en una de las entrevistas que dio en ocasión del lanzamiento de su libro, Jada Pinkett Smith dijo: “En estos años con Will hemos intentado de todo para mantenernos alejados uno del otro. Pero, la verdad, no hemos podido”. Y luego soltó una carcajada.
(Fuente: infobae)