En sus palabras, “el MAS es la enfermedad y Morales y Arce, los virus que la expresan” y planeta que ambos líderes son responsables de un legado de corrupción, ineficiencia y polarización social.
Mesa atribuye el “gran fiasco” del MAS a una estructura estatal debilitada y una justicia que califica como “la más podrida de nuestra historia”, además de una sociedad profundamente polarizada.
Según el expresidente, el MAS destruyó los espacios de diálogo y convirtió la corrupción en una práctica generalizada, lo que ha contribuido a una degradación ética en el país. En su análisis, destaca cómo el partido y sus líderes promovieron una gestión opaca, centralizada en el control absoluto, y señala el caso del Chapare, donde los productores de hoja de coca dominan un territorio que, en sus palabras, se han apropiado como “feudo”.
El exmandatario también criticó la gestión económica del MAS, describiéndola como una “dilapidación irresponsable” en tiempos de bonanza.
Los fondos públicos fueron desviados hacia proyectos estatales ineficientes y empresas estatales que absorbieron grandes sumas sin generar beneficios significativos, dice el texto, titulado “La hora de la responsabilidad”.
Mesa apuntó específicamente a la administración de Arce como ministro de Economía y, posteriormente, como presidente, afirmando que cuando los precios internacionales bajaron y las reservas de gas se agotaron, quedó en evidencia la falta de planificación económica, lo que contribuyó a la actual crisis de divisas, inflación y escasez de productos de consumo básico.
Los recientes bloqueos y enfrentamientos dentro del partido reflejan, según él, la desesperación de una organización que ha perdido el rumbo y cuya prioridad parece ser conservar su influencia a toda costa, incluso a expensas de la estabilidad nacional.
Ante esta situación, el expresidente aboga por una “nueva propuesta histórica” que restablezca el respeto por el liberalismo político, la justicia y el fortalecimiento institucional.
El exmandatario también subrayó la necesidad de reestructurar el Estado, promoviendo la ética, la meritocracia y una mayor eficiencia en la administración pública.
Es hora de acabar con la “sangría” de recursos en proyectos sin transparencia y reorientar el presupuesto hacia áreas vitales como la educación, la salud y la seguridad, dijo.
Asimismo, propuso eliminar los obstáculos que impiden a la iniciativa privada generar empleo y riqueza, promoviendo un ambiente de libertad económica que, en su visión, permita a Bolivia superar el actual estancamiento.
Para enfrentar la crisis económica inmediata, Mesa plantea una política monetaria firme que aborde la escasez de dólares, la inflación y el creciente costo de la canasta familiar. Según él, la respuesta debe basarse en un plan macroeconómico que garantice liquidez y que establezca soluciones concretas, sin las cuales será imposible superar el desastre que, a su juicio, dejaron Morales y Arce en el país.
En su apunte final, Mesa hace un llamado a “recuperar Bolivia para los bolivianos”.
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