El ex director de Migración, Marcel Rivas, que se encuentra detenido en la cárcel de San Pedro en huelga de hambre, envió un mensaje en una servilleta de papel en la que pide ser cremado, que cuiden a sus abuelos y que no dejen solas a sus mascotas y las alimenten.
La nota fue entregada a la presidenta de la Asamblea Permanente de Derechos Humanos de Bolivia (Apdhb), Amparo Carvajal, quien informó a EL DEBER que Rivas no prueba alimento ni agua desde el jueves 26 de octubre, cuando empezó una huelga de hambre seca en protesta contra los jueces y fiscales a quienes acusa de dilatar su encierro. “Él (Marcel Rivas) está dispuesto a morir”, alertó Carvajal.
La nota continúa: “Conseguí el número de Simón. Él cuida a mis perritos. Él te dará el número de la veterinaria. De ella compra comida, págale a la veterinaria y Simón recoge. No dejen solos a mis perros nunca por favor. Que tu abuelo no venga a La Paz, por su corazón se va a morir. Mis perros comen Dogui”, dice la nota de Rivas para sus familiares.
En junio de este año, el Juzgado Primero de Sentencia Anticorrupción de La Paz sentenció a tres años de prisión a Rivas por el delito de incumplimiento de deberes. En aquella ocasión, la defensa de Rivas subrayó que esa sentencia de tres años no implica la reclusión en la cárcel, por lo que iba a demandar su inmediata salida del penal de San Pedro.
Pasaron más de cuatro meses de la emisión de esa sentencia y Rivas permanece encerrado.
Carvajal contó a este medio que en una audiencia virtual que Rivas tuvo la semana pasada, le dijeron que nunca saldría de la cárcel: “Yo fui a la audiencia y se han reído de mí y me han dicho: ‘Bueno, un juez le ha dado (concedido) uno (sentencia de tres años), pero usted tiene 99 juicios, así que se puede quedar ahí (encerrado en la cárcel) toda su vida’”.
La presidenta de a Apdhb relató que Rivas está “en un estado terrible”, que no recibe ningún alimento desde el jueves y que ante la arremetida judicial con los supuestos 99 juicios que le dijeron que tienen en su contra él se cansó de esta situación y dijo:
“Basta ya, es ahora o nunca. Llevo tres años aquí” y que no quiere que sus familiares le vean así. “No quiero despedirme llorando, que no vengan, no quiero ver a nadie, a nadie”.