El ministro de Gobierno de Bolivia señaló el lunes que la región del ex presidente Evo Morales es la principal zona del narcotráfico del país y dijo, sin mencionarlo, que el líder político no puede hacer la vista gorda.
El ministro agregó que “la mayor parte de las fábricas de cocaína destruidas están en esa zona (Chapare) y los mayores operativos policiales se hacen allí. Eso les molesta a esas ex autoridades, ese es el motivo por el que piden mi renuncia y ahora están amenazando al gobierno”.
Morales -titular del gobernante Movimiento al Socialismo (MAS) al que también pertenece el presidente Luis Arce- ha pedido públicamente la renuncia de Del Castillo y ha promovido su destitución desde el Legislativo. Morales lo acusa de supuestamente colaborar con mafias tras fracasar en la búsqueda del narco uruguayo, quien vivía bajo una identidad falta en una ciudad del oriente boliviano. “Ratificar a Del Castillo es defender a la corrupción y al narcotráfico”, dijo recientemente el exmandatario.
Morales es el titular de los sindicatos de cocaleros del Chapare. En la década de 1990 lideró una dura batalla contra la erradicación de la coca -cuya hoja en Bolivia está permitida en infusiones y para usos medicinales-, lo que le ganó apoyo y le permitió saltar a la política hasta convertirse en 2006 en el primer presidente indígena del país. Renunció en 2019 tras unas elecciones denunciadas de fraudulentas en las que buscaba un cuarto mandato consecutivo. Esa crisis detonó un estallido social que dejo 37 muertos.
Expertos y autoridades coinciden en que el tráfico de cocaína –de la que Bolivia es el tercer productor mundial después de Colombia y Perú– ha crecido en los últimos años en el país andino.
Según el sociólogo boliviano Ricardo Calla, la cocaína ahora pasa por Brasil hacia Europa vía África, lo que ha convertido a algunos países del Cono Sur -Argentina, Bolivia, Paraguay y Uruguay- en centros de acopio, tráfico y tránsito.
(Fuente: infobae)