“Hacen lo que pueden”: Bolivia rumbo a los 20 años sin partidos de oposición serios y con estructura

El futuro de la oposición para las próximas elecciones generales parece ser el mismo que arrastra desde hace casi 20 años. Ante la carencia de algún otro proyecto político serio y con estructura militante, el Movimiento Al Socialismo (MAS) tendría nuevamente el camino allanado para continuar ganando otra elección consecutiva desde el 2005.

Incluso Evo Morales ofrece lecciones de cómo se hace oposición desde una bancada minoritaria en el Legislativo, según el investigador; además, resaltó que gran parte de la población siente un abandono público y no se identifica con una oposición laxa, tímida y cobarde, en la mayor parte de las veces.

“Tenemos la particularidad en Bolivia de vivir en una democracia sin partidos políticos. No es una situación reciente, la arrastramos desde que el MAS se convirtió en fuerza política dominante. Si eso se va a prolongar, depende en gran parte de lo que hacen estas organizaciones (agrupaciones políticas). Si el MAS llegó a tener dos tercios durante tanto tiempo, es por omisiones, errores y problemas de esta oposición”, sentenció Cortez.

La politóloga y exdiputada Jimena Costa lamentó que la crítica contra el bloque opositor no considere que el partido hegemónico impone su autoritarismo, sin debatir ni deliberar, al momento de aprobar leyes en la Asamblea Legislativa; sumado a eso, practica acciones que anulan la capacidad fiscalizadora de algún legislador.

Otro de los factores para que no existan proyectos serios, en la mirada de la politóloga, es la ausencia de un sistema de partidos. Muchas de las siglas vigentes son mercantilizadas en cada elección porque sirven parar ser alquiladas, vendidas, prestadas o permutadas a cambio de franjas en la boleta electoral.

“El tema de las siglas es un negocio, en varios casos. Por el otro lado, aparecen gente con agrupaciones, nuevos proyectos que van a sacar siglas para mostrarse, para competir en lo público, decir que van a ser candidatos y luego negociar para exigir lugares en franja con el candidato que mejores opciones tiene (…). Todo eso implica una elección. Entonces, es un escenario en el que, al no haber partidos institucionales con militancia orgánica fuerte, estamos con todas estas posibilidades sobre la mesa”, sostuvo Costa.

El ambiente preelectoral usualmente viene acompañado con el pedido de unidad entre los partidos de oposición para hacerle frente al MAS. Sin embargo, tras la experiencia boliviana, resulta utópico e iluso que los representantes de las agrupaciones accedan a ceder y apoyar un solo proyecto opositor.

La historiadora Sayuri Loza enfatizó que el 2019, tras la renuncia y fuga de Evo Morales, los rivales del MAS no pudieron aliarse para ir a unas nuevas elecciones el 2020. Al contrario, aparecieron más liderazgos, como Jeanine Añez y Fernando Camacho, que perjudicaron al último candidato que le hizo frente al masismo en los comicios anulados.

Otra de las consideraciones de Loza es que existe una diversidad de oposiciones que van desde una izquierda divergente, una ultraderecha o centro-derecha y centro-izquierda. Cada agrupación se afila bajo liderazgos pequeños, locales y con escasa o nula estructura militante.

La politóloga Jimena Costa agregó que, en caso de buscar articular alguna unidad, las agrupaciones se enfrascarán más en quién va a ser el candidato y cómo se van a distribuir las listas para los diferentes espacios políticos, cuando lo más importante es sumar las fuerzas en torno a una propuesta, a un proyecto país, a los objetivos comunes que se buscan.

Frente a todo este panorama, pareciera que la generación de nuevos votantes en los comicios del 2025, los mayores de 18 años, aún no conocerá algún otro partido con proyecto y estructura militante que sea diferente al MAS.

(Fuente: ANF)