Pero en enero, el uruguayo Sebastián Marset jugaba en Bolivia como el brasileño nacionalizado Luis Paulo Amorim. Era parte del equipo Los Leones FC El Torno, afiliado a la Asociación Cruceña de Fútbol (ACF). Hizo vida social y no llamó la atención de las autoridades de Migración ni la Policía.
Todo esto cambió el domingo por la madrugada cuando el ministro de Gobierno, Eduardo Del Castillo, reveló las coordinaciones con los países vecinos. Incluso, mencionó que la DEA, la agencia antidroga de Estados Unidos expulsada del país en 2008, estaba tras el joven uruguayo, que usualmente vestía la casaca 23 en los campeonatos locales de segunda división.
Del Castillo explicó que el uruguayo logró fugar el sábado y luego se supo que los policías que acudieron a detenerlo fueron golpeados por sus asistentes. Según las autoridades, el hombre continúa en territorio nacional. Está prófugo a tres días después de su fallida captura. Castillo no entregó más datos y reavivó las críticas en su contra.
El diputado Daniel Rojas, de la facción ‘evista’ del MAS, aseguró que “las operaciones de búsqueda comenzaron hace un mes, pero fallaron porque hubo un trato extraño con la Policía”. Dijo que desde las filas policiales le informaron que Marset “gozaba de protección”.
En ese contexto, anunció que solicitarán un informe al ministro de Gobierno para que se esclarezcan las circunstancias en la que huyó y los aliados que tuvo para poder pasar desapercibido.
César Silguero, director de investigaciones de Hechos Punibles de la Policía de Paraguay, afirmó ayer que toda la información de este caso se compartió con las autoridades bolivianas “desde fines de febrero” para dar con Marset.
El viceministro de Defensa Social, Jaime Mamani, en contacto con medios paraguayos reveló que el 2 de junio se produjo una reunión entre investigadores de ambas naciones. El propósito era atrapar al ahora fugado uruguayo.
El fiscal de Santa Cruz, Roger Mariaca, insistió ayer que conoció de estas coordinaciones el fin de semana. De este modo emitió órdenes de detención tanto para Marset como para Amorim, el nombre con el que vivió en Santa Cruz. Se instaló a mediados del año pasado, pero el joven futbolista venía al país desde 2018. En ese tiempo se presentaba como un próspero organizador de conciertos y show internacionales.
“El crimen organizado actualmente utiliza complejas formas para ocultar el origen de los recursos producto de actividades delictivas, lo cual dificulta la trazabilidad del dinero o recursos”, explicó ayer la Unidad de Investigaciones Financieras en un comunicado (UIF). Marset, según la Fiscalía de Paraguay, movilizó $us 500 millones, pero no fue detectado.
La UIF exhortó a las autoridades a “modernizar” la legislación para mejorar los controles.
El exministro de Gobierno Carlos Romero, cuestionó la manera en la que se gestiona la lucha contra las drogas y demandó garantías a la CIDH para aquellos que denuncian estos hechos en el país.
(Fuente: El Deber)