La Fiscalía de Paraguay comenzó a seguirle los pasos el 6 de noviembre de 2019 y concluyó a fines del año pasado. La operación fue bautizada como “Araí” y fue compartida con Europol y en febrero de este año con autoridades de Bolivia.
El informe de 900 páginas incluye evidencia de al menos 100 interceptaciones telefónicas que revelan la manera en la que Marset controlaba el negocio en todas las etapas: Producción, “tránsito, acopio, exportación y lavado”.
“Marset tiene una participación activa en cada una de estas etapas en las que se desarrollan las actividades ilícitas, por lo cual se considera como el principal ideólogo, organizador y supervisor de las operaciones ilícitas, además es uno de los destinatarios mayoritarios de las ganancias generadas por el esquema de tráfico internacional de drogas”, señala el reporte al que accedió EL DEBER.
De este reporte, se sabe que para el control del flujo aéreo, Marset se asoció con el piloto Gilberto Esteban Sandoval Giménez, quien logró comprar unas 40 avionetas en favor de la organización y contrataba los vuelos con Bolivia. Está prófugo y las autoridades creen que pudo hacer hasta 1.000 vuelos entre 2019 y 2022. En las interceptaciones telefónicas, el piloto negocia la compra de naves. Las preferidas son las Cessna 140, debido a su versatilidad y la capacidad de despegue y aterrizaje en espacios realmente pequeños.
Sandoval Giménez es uno de “los objetivos clave” de la DEA y de la Policía Europea (Europol), la entidad que apoyó el megaoperativo Ultranza Py que permitió la captura de 46 personas ligadas, especialmente, al lavado de dinero.
Pero, el reporte Araí, que fue elaborado por la Unidad de Investigación Sensitiva de Paraguay, señala a Marset como el líder de una organización criminal vinculada con la elaboración de clorhidrato de cocaína, “en el continente sudamericano, principalmente en Bolivia”.
El informe no precisa la zona de la que proviene la cocaína, pero se sabe que la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (Felcn) halló más de 40 pistas clandestinas en Santa Cruz y Beni, pero también en Tarija, lo que facilitaría el transporte vía aérea de los alijos con cocaína.
“Según el análisis de informaciones, estas pistas serían controladas por uno de los bloques logísticos criminales asociados a Marset”.
Además, “estos lugares cuentan con elementos necesarios para el reabastecimiento y resguardo de aeronaves, incluso con sistemas de iluminación improvisada que permiten la realización de aterrizajes y despegues nocturnos”, señala el documento.
Marset incursionó muy joven el narcotráfico y la falsificación de documentos. Cayó detenido en 2013, cuando apenas tenía 22 años en su natal Montevideo por traficar cocaína junto a uno de los tíos del presidente paraguayo Horacio Cartes.
Estuvo en prisión hasta 2018. Desde entonces, se afincó en Paraguay, pero viajaba regularmente a Bolivia. En 2019 consiguió un pasaporte boliviano y en 2021 cayó preso en Dubái por portar documento paraguayo falsificado. Tenía varias identidades.
En una de las interceptaciones telefónicas clave, Marset habló desde Dubái con Miguel Ángel Insfrán, conocido como “Tío Rico”. En la conversación diseña la estrategia para salir libre con ayuda de diplomáticos uruguayos, que ahora son investigados.
Pero “Tío Rico” fue detenido en Brasil señalado como el autor intelectual del asesinato del fiscal paraguayo Marcelo Pecci, ocurrido el 10 de mayo de 2022 en la isla de Barú, Colombia, mientras disfrutaba de su luna de miel.
Pecci lideró el operativo Ultranza Py que se realizó en febrero de 2022 con apoyo de Europol y la DEA. Según esa pesquisa, el “centro de comando” del este grupo delictivo está en Dubái, de donde Marset traía vehículos a la región.